Esta fiesta puramente pagana tiene lugar en Salamanca y siempre se celebra cada lunes siguiente a la Pascua, tras la finalización de la Semana Santa.
Según cuenta la historia, Salamanca, a parte de ser una de las primeras ciudades universidades más antiguas de España, también fué un lugar repleto de tabernas de alterne y protitutas que acompañaban a los universitarios, era una época de lujuria y de placer carnal.
Felipe II, perplejo de la situación, promulgó un edicto en el cual ordenaba que durante los días de Cuaresma se prohibiría comer carne de manera extensible en todos los sentidos y obligó a que las prostitutas fuesen transladadas de la ciudad al llamado Arrabal del Puente, en la orilla izquierda del Tormes.
El responsable y encargado de vigilar, cuidar y atender a las prostitutas era el “Padre Putas” , un sacerdote un tanto picarón. Este personaje era el encargado de recoger de su exilio a las prostitutas, siempre el lunes siguiente al de Pascua.
Este día los estudiantes organizaban una gran fiesta en la que no faltaban las cubas de vino tinto ni la comida, y salían a recibir a las señoritas a la ribera del Tormes con gran júbilo.
Es costumbre durante ese día degustar el hornazo en los campos o en los parques en compañía de amigos pero sobretodo en familia. También son típicos los mantecados de crema o de membrillo que pueden rellenarse de cualquiera de los productos del cerdo prohibidos durante la Semana Santa.
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